Conexión Emocional con el Terapeuta
El cliente comparte un momento humorístico o una broma con el terapeuta.
Este indicador se refiere a una conexión en el comportamiento interactivo de ambos a través del humor, normalmente caracterizado por la risa. El comentario humorístico puede surgir por iniciativa del terapeuta o del cliente, pero es necesario para marcar este indicador es que ambas partes simultáneamente muestren compartir el humor o la broma.
El cliente verbaliza su confianza en el terapeuta
El comentario que hace el cliente puede ser una afirmación clara como “confío en ti”, o una observación que sugiera de forma más implícita esa confianza, tal como, “se que todo lo que diga aquí no va a salir de esta habitación”, o “esto es algo que no podría hablarlo con nadie”. El comentario debe ser algo más que un indicador de sentirse seguro/a en el contexto de la terapia, debe implicar un sentido personal de confianza hacia el terapeuta, un reconocimiento de que ese terapeuta en concreto es una persona digna de confianza. Ejemplos: “Confío en lo que me dices”, “Si tu lo dices seguro que funciona”. Para distinguir este indicador del que dice “se siente entendido o aceptado por el terapeuta”, el elemento crucial es mostrar que se confía en el terapeuta o confianza en que lo que se habla en terapia va a ser mantenido como confidencial por el terapeuta. Sin embargo, si el comentario indica que el cliente siente que el terapeuta confía en él , el indicador que ha de considerarse es “sentirse entendido o aceptado”.
El cliente expresa interés en aspectos de la vida personal del terapeuta
A veces el cliente hace preguntas sobre aspectos del terapeuta tales como si é esta casado o tiene hijos, o si se considera espiritual o religioso, o dónde nació se crió. Este indicador puede marcarse si el cliente hace una pregunta directa, o si en respuesta a una auto-revelación por parte del terapeuta el cliente responde con un comentario que hace muestra de interés en el terapeuta como persona. Por ejemplo, el terapeuta habla acerca de la tristeza que tuvo cuando murió su padre, y el cliente pregunta “¿eras muy joven?” o “¿tenías apoyo de tu familia?”. Este indicador NO ha de marcarse si el cliente pregunta acerca cosas como la titulación o experiencia profesional del terapeuta, o en el caso de que la pregunta sea formulada de una manera que implica estar a la defensiva, o falta de confianza, o “examinar” alguna actitud u opinión del terapeuta (por ejemplo, “¿qué piensas a cerca de los gays?”.
El cliente indica sentirse entendido o aceptado por el terapeuta
Este indicador implica algo más que el sentimiento de sentirse seguro y cómodo en la terapia; se requiere cierta muestra de que el cliente se siente valorado, respetado, o que el terapeuta confía en el. Ha de hacerse un comentario verbal de forma explícita tal como “se que tu no me juzgas como el resto de la gente hace”, o “”podría decírtelo a ti que sabes apreciarlo, pero a nadie más”. También es posible marcar este indicador cuando hay una respuesta del cliente de tipo no verbal, tal como que el cliente rompa a llorar cuando el terapeuta le hace un comentario empático o de apoyo personal. No obstante, se ha de observar que las respuestas no verbales de este tipo sólo se marcarán si existen signos claros (en el contexto o en la secuencia de interacción) de que el cliente expresa que se siente aceptado o entendido.
El cliente expresa físicamente o verbaliza su afecto por el terapeuta
Este indicador se señalará cuando por ejemplo el cliente da la mano al final de la sesión, o pide un abrazo o un beso. Las muestras de afecto pueden ser trasmitidas mediante comentarios como “¿te sientes mejor? te encontrabas realmente mal la semana pasada” o “lo que usted opine significa mucho en nuestra familia”.
El cliente imita, reproduce, la postura corporal del terapeuta
Para marcar este indicador es necesario que la postura corporal (obsérvese la posición de brazos y piernas) sea similar o simétrica. No es necesario intentar aclarar si es el terapeuta el que imita, o refleja, las posturas del cliente o viceversa. (Es decir la conexión que existe entre terapeuta y cliente se ve reflejada en la imitación de las posturas, no importa quien imita a quien.). Este indicador solo se señalada una vez por sesión, a no ser que el cliente esté, de forma clara y obvia, reflectando movimientos del terapeuta en momentos diversos bien identificados. El reflejo de la postura corporal, puede estar asociado a cierto tipo de cambios de postura específicos, como cuando el terapeuta cambia de postura moviendo el cuerpo hacia delante de forma notable cuando la conversación se hace más intensa y el cliente imita ese movimiento. Trabajando con adolescentes es frecuente que los terapeutas imiten la postura informal del adolescente.
El cliente evita el contacto ocular con el terapeuta
Para que este indicador no verbal sea señalado, el cliente debe, de forma clara y consistente, evitar el contacto ocular con el terapeuta. Incluso aunque haya de vez en cuando un contacto ocular muy fugaz, si el cliente evita el contacto ocular esperable por un período de tiempo considerable (cerca del minuto o más, no sólo unos segundos) entonces este indicador ha de ser marcado. También en momentos en los que el terapeuta hace una pregunta directa (como “¿Quieres que continuemos las sesiones?”) o dice algo directamente al cliente de manera que es esperable un contacto ocular, si el cliente evita hacer dicho contacto ocular este indicador se debe marcar.
El cliente rechaza o es reticente a responder al terapeuta
Este indicador se ha de señalar cuando, de forma verbal o no verbal, el cliente rehúsa responder a una petición directa—pregunta o comentario—por parte del terapeuta, indicando o bien una reacción negativa hacia el terapeuta o no querer dar explicaciones. Un silencio prolongado en respuesta a una pregunta es un ejemplo si, en esa situación dada, dicho silencio sugiere una clara reticencia o una negativa a tomar parte en lo que le están diciendo. El silencio que tiene lugar porque el cliente esta concentrado pensado en qué decir no se ha de marcar. Expresiones verbales de rechazo o reticencia clara son: “preferiría no hablar de eso”, o “no es asunto tuyo”, o “eso es personal”, “eso no viene a cuento ahora”. Cuando el cliente muestra claramente rechazo o rehúsa responder pero más tarde cede y responde con reticencia, este indicador ha de señalarse igual siempre que la negativa inicial haya sido notable o prolongada.
El cliente tiene interacción hostil o sarcástica con el terapeuta
Este indicador se señalará sólo si hay clara tensión en la sala y/o se expresa abiertamente enfado o ira, no simplemente cuando se expresa asertivamente un desacuerdo acerca de lo que se quiso decir o lo que se debería haber hecho. Este indicador esencialmente tiene una connotación de falta de respeto o devaluación de la persona del terapeuta por parte del cliente.
El cliente hace comentarios acerca de la incompetencia o inadecuación del terapeuta
Típicamente es el cliente que denominamos “rehén” el que hace comentarios cortantes acerca de la competencia del terapeuta. Este indicador se señalará cuando los comentarios del cliente sugieren que no cree que el terapeuta se comporte de manera terapéutica, o ética, o que no sabe lo que esta haciendo, o que posiblemente no puede entenderlo, o que no tiene una titulación o formación adecuada, etc. Este indicador se refiere al problema del cliente en relación con la habilidad del terapeuta para trabajar con él que a los sentimientos que tiene hacia el terapeuta como persona. Las observaciones de devaluación o desprecio personal deben ser marcadas en el indicador “interacción hostil o sarcástica” y no en este indicador.